
Sobre una hormiga negra
va la hierba que sangra.
La sabia hormiga de quitina
cortó las nervaduras de un solo mordisco.
Debía hacerlo, pensó.
Y rápido para que no sufra.
La hoja de la hierba sintió la disección como un calambre.
Es sólo un instante, pensó.
Y se dispuso a disfrutar el viaje.
Sobre una hormiga negra
va la hierba que sangra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario