jueves, 16 de abril de 2009

¡Gracias Adry!

Jamás gano nada, no juego ni a las bolitas!!! Me anoté en el sorteo de Adry y chan chan chan... me gané una dotee!!! Esta muñequita se anunció justito para quitar penas. Le agradezco a Adry el gesto de regalar su arte y también a Nadia por avisarme del sorteo. Lo más lindo es que ella también se ganó una dotee. En cuanto a mi reporte personal de noticias (estoy de licencia como periodista pero sigo generando mi propio material informativo) estoy en un tsunami que parece querer calmarse: ojalá pronto llegue a ser un lago manso. Por lo bueno la biopsia de mi papá dio negativa (gracias a Dios), el estudio de mi suegra parece ser que también salió bien (se lo entregan en dos semanas), mi mamá sigue con problemas para caminar y moverse y... para mí llegó la hematuria. Sí, el lunes oriné con sangre. Me asusté muchísimo, estoy haciéndome estudios y más estudios. Incluso, al otro día de acudir a la guardia y hacerme los exámenes pertinentes (sangre y orina), vino el bioquímico a casa para extraer otra muestra. Aún no sabemos a ciencia cierta la causa de la hematuria, lo que sé es que me pegué el susto de mi vida (¡y cómo duele) pensando en una rotura de bolsa y un parto a las 30 semanas (28 del bebé).
Siento que estoy en una montaña rusa. Amo este hijo profundamente pero no puedo evitar sentir una angustia inexplicable. O tal vez sea más entendible de lo que parece. Es mi segunda metamorfosis.
Un hijo es un regalo maravilloso, una experiencia única e irrepetible. En lo personal siento que pago con dolor mi deseo de ser madre. Mi tía Minda me dijo alguna vez que posiblemente se deba al rollo que tengo con mi adopción. Quisiera atravesar este período sintiéndome plena y hermosa, rodeada por un campo de flores de manzanilla y árboles de aromo. Y sí, si tuviera un vestido blanco con puntillas sería perfecto. Pero no, tengo la cara hinchada, "la boca reseca y estoy sin aliento" (cantaría el Paz Martínez)... en fin. Igual me declaro orgullosa de peregrinar hacia el nacimiento de este hijo que, en el momento de ambas revisaciones médicas, se movía para decir: estoy bien. El alivio más grande es saber que mi viejo, mi querido viejo está bien. Lamento haberle ocasionado otra preocupación más. En mi casa todos parecían locos corriendo de un lado al otro. Los amo y agradezco tanto amor expresado en esas caras de susto. Pero ahora se viene una celebración: los cuatro años de mi Trinidad... la princesa que por nada del mundo quiere que su hermano se llame Tobías sino Felipe (el nombre que a mí me gusta porque así se llamaba mi abuelo materno). ¿Ganará Edgar la pulseada?

1 comentario:

NaDiA dijo...

A mi también me vino justito, justito... en el momento indicado como quitapenas... ¿habrá sabido la mano inocente del sorteo sobre esto??
Besos, y que sigan mejorando tus cosas.
Besos.